Las comunidades de propietarios también vuelven de vacaciones
Así es. Aunque no lo parezca, las comunidades de propietarios, tienen sus periodos de actividad propia y, como nos puede pasar a todos en nuestros propios puestos de trabajo y vida personal, retoman la vuelta de las vacaciones de una manera intensa.
El éxodo vacacional.
En nuestra experiencia como administradores de comunidades de propietarios en una ciudad de interior como Sevilla, que se vacía en verano al marcharse un buen número de parroquianos a las playas u otros destinos turísticos o incluso a sus lugares de procedencia, venimos observando durante los meses de verano una bajada considerable en las notificaciones de incidencias por averías en los edificios. Nuestro despacho 24h se toma un buen descanso, los avisos se limitan a las averías normales de desatranques, fallos eléctricos o cierres de puertas. Poco más. Parece como si entrásemos en una especie de letargo veraniego, que no te puedo engañar, nos viene genial para organizar y sacar ese trabajo que se queda un poco atrasado y nos martillea la cabeza.
Sé que muchos compañeros que gestionan comunidades de propietarios en la costa, y algunos incluso de interior, si me leen, se tirarán de los pelos y me dirán que vivo en una nube. Y más este año, con el apasionado debate sobre la apertura de piscinas tras el levantamiento del estado de alarma por la COVID-19. Pero ellos saben, igual que yo, que las tornas cambian en el momento que «el lorenzo» deja de apretar.
La vuelta: nuevos proyectos y algunos más.
Acaba agosto, y con él se va la tranquilidad para nuestros despachos, el tiempo libre del que los propietarios han disfrutado, la observación de otros edificios, las innovaciones que han visto, etc., genera una lista de tareas en cada uno de ellos que te sueltan en la primera semana de septiembre y que hay que implementar inmediatamente. Y no digamos de esas obras que hay que retomar y las reclamaciones a los vecinos morosos «que no tendrán para pagar la comunidad pero bien que se han ido de vacaciones» que se convierte en la frase mas repetida a diario.
En fin. Toda una odisea, que se echa de menos, porque la verdad, tanta tranquilidad llega hasta cansar, especialmente a los que estamos acostumbrados a la lucha intensa y constante de llevar decenas de asuntos a la vez y casi de memoria.
Así que estamos preparados. Septiembre, te estoy esperando y no te tengo miedo. Pero, si no te parece mal, no aprietes mucho.